Un día te pregunté: Si pudieras pedir un deseo, ¿qué es, sinceramente, lo que pedirías?
Me sonreiste y por un momento pensé que me ibas a gastar una broma de esas tuyas en las que dices algo tonto y luego me haces cosquillas, cosa que sueles hacer cuando no quieres contestar a esas preguntas mías que te parecen una tontería, porque crees que ya sé la respuesta.
Esta vez fue diferente. Me cogiste y me llevaste a la cama con delicadeza. Empezamos a besarnos tiernamente. Me desnudaste y yo a tí también. Nos mirábamos y nos derretíamos segundos después. Yo ya sabía que íbamos a hacer el amor... Comenzamos a hacerlo como si fuera la primera vez, me encantó esa experiencia, tanto como cada vez que lo hacíamos así...
- Esto- dijiste.
-¿Qué? - pregunté.
A mí ya se me había olvidado completamente la pregunta que te había formulado hacía rato.
- Esto es lo que pediría: que cada vez que hiciéramos el amor, fuera tal y como lo hemos hecho ahora, como la primera vez.
Me sonreiste y por un momento pensé que me ibas a gastar una broma de esas tuyas en las que dices algo tonto y luego me haces cosquillas, cosa que sueles hacer cuando no quieres contestar a esas preguntas mías que te parecen una tontería, porque crees que ya sé la respuesta.
Esta vez fue diferente. Me cogiste y me llevaste a la cama con delicadeza. Empezamos a besarnos tiernamente. Me desnudaste y yo a tí también. Nos mirábamos y nos derretíamos segundos después. Yo ya sabía que íbamos a hacer el amor... Comenzamos a hacerlo como si fuera la primera vez, me encantó esa experiencia, tanto como cada vez que lo hacíamos así...
- Esto- dijiste.
-¿Qué? - pregunté.
A mí ya se me había olvidado completamente la pregunta que te había formulado hacía rato.
- Esto es lo que pediría: que cada vez que hiciéramos el amor, fuera tal y como lo hemos hecho ahora, como la primera vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario