Datos personales
Me gusta parecer sencilla aunque después tenga debilidad por lo imposible. Soy una fanática del mar al amanecer y anochecer; y de las cabezas despeinadas. Cotilla por naturaleza. Impulsiva en los momentos inoportunos. Me encanta obsesionarme con cosas invisibles. Me gusta regalar sonrisas sin pedir nada a cambio. Me apasiona tropezar con una misma piedra dos veces, pues a la tercera va la vencida. Soy de las que piensa que querer no siempre es poder, pero que rectificar es de sabios. El chocolate y los pañuelos al cuello son imprescindibles en mi vida, aunque no creo en lo imprescindible. Mi canción favorita es el ruido de las olas; y mi película, nuestra historia. Mi actriz favorita es mi madre, siempre hace un papelón. Y mi comida favorita son tus besos. Soy de beber agua más que lágrimas, y de respirar aire más que sarcasmo. Mi punto débil es la oscuridad y el fuerte es soñar. La ironía va conmigo de vez en cuando aunque mis mejores herramientas son las indirectas. Mi segundo paraíso es Londres, el primero es Málaga. Mi primer plato siempre será el mismo que el segundo, y lo mejor lo dejo para el final. Tengo la mala costumbre de enamorarme y la buena de mirar a los ojos...
jueves, 23 de febrero de 2012
lunes, 20 de febrero de 2012
Quizás te falte valor y te sobre orgullo, o viceversa. Quizás te quiero demasiado o viceversa, que no creo. Quizás deba resistirme más y arriesgarme menos, o viceversa. Quizás vaya de débil y tú de duro, o no. Quizás me apetezca una vida contigo, o unos días sin ti. Quizás nunca o quizás siempre. O que simplemente el "quizás" no exista.
jueves, 16 de febrero de 2012
(:
Tenerlos ahí y cuando se me ocurra dudar un poquito, ir a buscarlos y leerlo todo. Palabra por palabra. Línea por línea. Para darme cuenta de lo increíble que es. De lo inimaginable. De lo especialmente poderoso que es sobre mí. Y volver a caer en la cuenta de que es verdadero eso que siento. Que no se ha ido como pensé. Que sigue ahí, pegado a la pared derecha del corazón. Como Pedro por su casa. Y me gusta. Me gusta que no quiera irse. Me hace sentir más segura de ti y de mí misma. Porque por suerte o por desgracia, es difícil que lo que sientas no se deforme de vez en cuando, o haga el intento de irse. Es entonces cuando te das cuenta que la duda estaba en tu inseguridad mental, pero no sentimental. Y aparece él, de forma espontánea, como suele hacer. Con su mejor sonrisa y su camiseta favorita. Con su mirada relajante y sus labios sedientos. Con el cuello descubierto, el cabello oscuro y un bolsillo lleno de ilusiones. Y ya no hay duda que encuentre lugar en mi mente. Todos los pensamientos que hablan de él la echan cruelmente, ordenando que no vuelva más.
viernes, 3 de febrero de 2012
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