Datos personales

Me gusta parecer sencilla aunque después tenga debilidad por lo imposible. Soy una fanática del mar al amanecer y anochecer; y de las cabezas despeinadas. Cotilla por naturaleza. Impulsiva en los momentos inoportunos. Me encanta obsesionarme con cosas invisibles. Me gusta regalar sonrisas sin pedir nada a cambio. Me apasiona tropezar con una misma piedra dos veces, pues a la tercera va la vencida. Soy de las que piensa que querer no siempre es poder, pero que rectificar es de sabios. El chocolate y los pañuelos al cuello son imprescindibles en mi vida, aunque no creo en lo imprescindible. Mi canción favorita es el ruido de las olas; y mi película, nuestra historia. Mi actriz favorita es mi madre, siempre hace un papelón. Y mi comida favorita son tus besos. Soy de beber agua más que lágrimas, y de respirar aire más que sarcasmo. Mi punto débil es la oscuridad y el fuerte es soñar. La ironía va conmigo de vez en cuando aunque mis mejores herramientas son las indirectas. Mi segundo paraíso es Londres, el primero es Málaga. Mi primer plato siempre será el mismo que el segundo, y lo mejor lo dejo para el final. Tengo la mala costumbre de enamorarme y la buena de mirar a los ojos...

martes, 6 de marzo de 2012

Hay veces que tengo que contener la respiración para no gritarle lo mucho que le quiero, y se lo digo en voz baja. Hay veces que incluso tiemblo, me pongo nerviosa cuando me mira y sonrío. Muchas otras veces me pongo tonta, porque soy muy cabezota y siempre quiero llevar la razón, pero él me mira y pierdo todas mis razones. Normalmente me escondo entre carcajadas porque no sé cómo decirle lo feliz que soy desde que él está conmigo. Realmente aún no comprendo cómo una persona puede volverme loca, no lo entiendo, nunca antes me había pasado algo así, porque de alguna forma u otra, no sé cómo, pero mi estado de ánimo depende de él. Si el sonríe, a mí también se me escapará una sonrisa, y si el llora no dejaría que llorase, lloraría por él. Porque es irremediable este sentimiento que cada día se hace más grande, porque día a día, demuestro que le quiero más de lo que él piensa... O al menos lo intento, simples gestos, miradas, caricias. Roces de cara que te llevan a las nubes, y besos en el cuello que te hacen tiritar. 

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