Datos personales

Me gusta parecer sencilla aunque después tenga debilidad por lo imposible. Soy una fanática del mar al amanecer y anochecer; y de las cabezas despeinadas. Cotilla por naturaleza. Impulsiva en los momentos inoportunos. Me encanta obsesionarme con cosas invisibles. Me gusta regalar sonrisas sin pedir nada a cambio. Me apasiona tropezar con una misma piedra dos veces, pues a la tercera va la vencida. Soy de las que piensa que querer no siempre es poder, pero que rectificar es de sabios. El chocolate y los pañuelos al cuello son imprescindibles en mi vida, aunque no creo en lo imprescindible. Mi canción favorita es el ruido de las olas; y mi película, nuestra historia. Mi actriz favorita es mi madre, siempre hace un papelón. Y mi comida favorita son tus besos. Soy de beber agua más que lágrimas, y de respirar aire más que sarcasmo. Mi punto débil es la oscuridad y el fuerte es soñar. La ironía va conmigo de vez en cuando aunque mis mejores herramientas son las indirectas. Mi segundo paraíso es Londres, el primero es Málaga. Mi primer plato siempre será el mismo que el segundo, y lo mejor lo dejo para el final. Tengo la mala costumbre de enamorarme y la buena de mirar a los ojos...

lunes, 10 de octubre de 2011

Lúchame con besos. Déjame ganarte.



Tengo una amiga que casi se muere. Casi cae en la trampa del desamor, de ese fondo infinito del que creía que nunca saldría. Casi se apaga porque en sus ojos sólo quedaban lágrimas de reserva. Sus nudillos, aún enrojecidos, miran de reojo a todos los chicos. Su nariz, chata por la presión de la almohada de cada día, parece que se vuelve a incorporar. Sus oídos tienen miedo a escuchar idioteces de una boca insensata, y encima creérselas. Su boca casi deja de atreverse a soñar. Casi deja de morderse los labios y de sacar la lengua al reírse. ¿Sabes?, nunca creí tener una amiga tan tonta. Tan tonta como para obsesionarse con un personaje ficticio que nunca existió. Tanto, como para creerse tan pocos "te quiero" y apenas unos pocos besos de plastilina que le dieron sin mirar.


Ahora es otra. Ya no confía en su sombra, aunque se deje llevar por las del resto. Ya descambió su mirada triste por un cheque de ojos brillantes y sonrisa ladeada. Ahora escucha el mar con sus 6 sentidos. Lo idolatra, lo siente. Ya no piensa en lo que pasará, ni en lo que pasó, sino en lo que está pasando. Es mejor con sus mejores, y no peor con sus peores. Ahora perdona y olvida; se hace la fuerte y mira al cielo para ver si encuentra alguno de sus suspiros derrochados. Tiene pena de él. No pena por no tenerle, sino por faltarle. Pena por saber afrontar las cosas mejor de lo que él querría afrontar. Ahora es otra. Pero es mejor.


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